Regálame una sonrisa —
y te escribiré un verso,
una insinuación en tu mirada —
Quizás te parezca poco lo que ofrezco:
tu sonrisa y tu mirada,
por unos versos, —
cuando toda tú eres poesía,
que recito en silencio.
Anda, regálame una sonrisa,
que de ti mi atención es cautiva —
prisionero de tus ojos,
deseoso de tus labios, —
febril, te escribiré poemas,
te los recitaré entre mis brazos.
Concédeme el favor de tu mirada,
que tú, de mis ojos, eres el anhelo —
de estas manos que pretenden
escribir poesía sobre tu cuerpo.
Regálame tu sonrisa —
tenue, coqueta y disimulada —
concédeme en tu mirada
la fugaz y sutil respuesta —
que no requiere de la voz,
ni necesita de la palabra —
basta el obsequio implícito,
escondido en tu mirada.