En femeninos brazos, mi poesía pedirá morada,
En el corazón honesto, busco arrullo de mi alma,
Con cada latido renovar la esperanza.
En la noche, cuando el cielo se viste,
De estrellas que a tus ojos comparo,
Tu recuerdo en mi mente existe,
Como un faro en medio del amparo.
Cuando los días se convirtieron en semanas,
Y las semanas se aglutinaron en meses,
Entendí
Que yo era la razón,
La culpa, la excusa, la causa,
Y si para que puedas seguir,
Debo de cargar con eso,
Así lo haré, así lo hago.
Entendí,
Que las respuestas no me las darías,
Que no las encontraría en ti,
Tus acciones,
Tu silencio,
Tu partida y tu ausencia,
Fui estúpido y lo entendí.
Comienza a abrazarme la noche,
A besarme con tus recuerdos,
A rozarme con tu partida,
A susurrarme con su reproche.
Así es esta letanía,
que evoca tu nombre,
acentúa tu ausencia,
soledad que carcome.
ojos lindos,
ojitos verdes,
sueña bonito,
con todo lo que tú quieras,
y, de ser posible, sueña conmigo.
Soy un corazón roto,
Un corazón abandonado,
No porque me haya quebrado,
O a la deriva me ha dejado.
Estoy roto y abandonado,
Porque no he aprendido a quererme,
Pero lo estoy intentando,
No por tu ausencia,
No por tu rechazo,
Poco a poco, por mí y para mí,
Estoy sanando,
En cada verso, en cada poema,
Me he perdonado.